martes, 29 de diciembre de 2015

Palmeras en la nieve... crítica? No Sólo una visión personal.

No soy ninguna crítica de cine ni pretendo serlo. En esta entrada solo voy a hablar de mis impresiones sobre la película.
¿me acompañais? Pues vamos allá.
He ido al cine sin saber apenas nada de la película.  Sólo sabía que transcurría en Fernando Poo (toda mi vida enviando a la gente que no me caía bien a Fernando Poo pensando que era un lugar ficticio y ahora me entero que está en Guinea Ecuatorial ), y que partía del descubrimiento de una carta antigua. Bueno...También sabía que está basada en un libro con dicho nombre que he estado a puntito de comprarme pero que no lo compré por un tema de autocontrol jeje.
Todo ha sido nuevo y emocionante en el encuentro entre la película y yo. El cine no ha sido el habitual al que voy ya que me encuentro fuera de mi ciudad. La sala de cine, muy grande con los asientos más cómodos de los que estoy acostumbrada invitaban a disfrutar de la película.
Y empieza la proyección.  El sonido era bueno aunque no sé si es porque el protagonista de la historia habla deprisa, por la sala o porque mi edad no perdona pero ha habido alguna expresión que no he entendido.
La ambientación y fotografía espectacular, con unos planos contrastados entre un paisaje de selva y otro de montaña nevada impresionantes y sobrecogedores.
La caracterización muy buena. Te adentra a una época donde las colonias estaban dominadas por foráneos y empiezan las revueltas entre los autóctonos para recuperar su tierra. Se manifiesta las diferencias culturales, las normas sociales implícitas y explícitas y la lucha en contra de todo ello por amor.
En cuanto a los personajes, los actores han estado convincentes en sus papeles. Destaco la actuación de  Berta Vázquez en el papel de Bisila. La profundidad de su mirada es cautivadora y su historia el hilo conductor de toda la trama.
Lo que más recalco es el contraste entre la historia pasada y el presente. La búsqueda de los orígenes  y la visión de lo que suponía las colonias para los colonos y los autóctonos.
Han sido casi 3 horas de película. En algunos momentos si que la he encontrado algo lenta pero en su conjunto es una muy buena película. La recomiendo 100%

domingo, 6 de diciembre de 2015

El chico de las estrellas. Mi primera reseña

Cuando creé este blog no tenía pensado hacer ninguna reseña de ningún libro pero creo que este que voy a reseñar necesita ser mencionado. No sé si lo que escriba a continuación corresponda bien bien a una reseña como es debido pero como yo no soy muy convencional, me zambulliré en probar como sale. Espero plasmar aquí lo que realmente me ha supuesto leer este libro.

El chico de las estrellas. 


  Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, así que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas....

Así empieza la sinopsis de este libro (si queréis saber más solo tenéis que acudir a una librería y comprarse el libro, realmente vale la pena).

Empecé a leer el libro sin expectativas, sin saber el contenido del mismo porque no suelo leerme la sinopsis de ningún libro, me embarco en ese viaje con fe ciega.
He de decir que me chocó su estructura, su organización desordenada de ideas que poco a poco me fue atrapando.
Me adentró en lo más profundo de las emociones. Christian Pueyo a sabido plasmar mediante su prosa una vida llena de experiencias duras, dejando al lector sin aliento, haciendo que miles de preguntas emergiesen a la superficie.
Cada frase es desgarradora, estalla dejando un rastro de miles de estrellas a su paso. Remueve dentro de cada lector las emociones haciendo revivirlas con gran intensidad. Este chico tiene dentro un profundo y rico mundo que aflora con cada palabra escrita. Hace soñar, reír y llorar a partes iguales.
Expresar mi gratitud para con él (Peter Pan) es un trabajo quijotesco pues cómo agradecer mediante palabras la suerte de haber leído sus palabras, de haber vivido sus emociones, sus miedos o sus inquietudes.
Gracias por deleitarnos con tu prosa y espero poder saborear cada libro que escribas para enriquecer mi mundo interior.

sábado, 21 de noviembre de 2015

algo personal

Hola a todos,
seguro que la mayoría de los que leáis estas líneas ya me conozcáis pero para los que no me voy a presentar. Me llamo Ana y tengo 39 años.
Hoy la entrada de este blog va a ser más personal y espero que os ayude un poco a reflexionar.

Siempre he sido una chica alegre, con carácter y hasta cierta edad con determinación y seguridad. Pero la vida te va poniendo ante ti obstáculos que ir superando con mayor o menor acierto.
Hasta los 12 años era lo que anteriormente he descrito. De hecho, en clase, si no recuerdo mal, y sino mis compañer@s de EGB que me rectifiquen, era bastante "follonera", me gustaba hablar (creo que de eso peco bastante todavía) y reír, hacer bromas, y siempre estaba donde había diversión.
Pero entré en la pubertad. Esa traicionera, revolucionaria, estresante y desorientadora pubertad. Y con ella, ciertas inseguridades. Empiezas a mirar a tu alrededor y las personas vamos cambiando inevitablemente. Las hormonas hacen su trabajo provocando esos cambios de humor que llevaban a malos entendidos por la impulsividad, a llantos incontrolados, tristezas y alegrías desbordantes.
Los adultos de alrededor, en esa etapa, son un pilar importantísimo para ayudar a orientarnos cuando ni nosotros sabemos donde tenemos la mano derecha.
Antes de cambiar de colegio, alguien referente con un puesto importante me dijo "no vas a ser nada en la vida". Si eso me lo hubieran dicho hace 1 año o menos, o incluso a los 30, le hubiera hablado tranquilamente de toda mi trayectoria profesional que, aunque no he ganado ningún premio de investigación, ni he escrito ningún libro sobre psicología o logopedia que sea un referente para mis colegas, creo que es suficientemente loable, sobretodo (que es lo más importante) para las personas que han confiado y siguen confiando en mi persona para que les eche una mano. Pero este adulto me lo dijo en una edad clave, con 13 años. Aun recuerdo el lugar exacto, la posición en la que estábamos respectivamente y la sensación que esas palabras me produjeron. Y sí, me las creí. Porque, una niña/adolescente de 13 años, a la que una persona adulta que se le supone más inteligencia y sabiduría le comenta algo así, se lo cree. Y esa creencia me hizo empezar a verme diferente. No cambié mi manera de ser. Obviamente, los que me conocen, saben de sobra que sigo siendo bromista, risueña, e intento dentro de lo posible ser alegre y hacer alegre a los de mi alrededor. Pero cambió mi seguridad. Poco a poco me fui sintiendo una persona más insegura. Cada vez que cometía un error, por muy pequeño que fuera, me sentía la persona más torpe, inculta e inútil del universo. A eso hay que añadirle los cambios físicos que traen la pubertad. Me sentía una enana, una enana regordeta, una enana regordeta y fea, una enana regordeta y fea a la que sus amigas superaban en todo, belleza, inteligencia, saber estar, ...
Para colmo de males me tuve que cambiar de colegio porque se acabó la EGB y tocaba el instituto. Mis padres, que siempre han mirado por mi bienestar y a los que me faltarán vidas para agradecerles todo el esfuerzo y la dedicación que siempre han hecho para darme lo mejor, incluso actualmente, me apuntaron a un colegio muy diferente al que yo iba. En primer lugar estaba situado en el centro de la ciudad (yo he vivido toda la vida en la periferia). En segundo lugar era un colegio donde se hablaba catalán y en tercer lugar solo conocía a una compañera que también se cambió a ese colegio conmigo pero no nos tocó en la misma clase.
Es decir, que con 13 años se me juntó un primer toque negativo a mi autoestima, un cambio radical de colegio, de compañeros, de todo lo que te da seguridad. La adaptación fue verdaderamente dura. Encontré personas realmente encantadoras que me ayudaron mucho pero por el camino también encontré a otras que contribuyeron enormemente a hundir un poco más mi autoestima ya dañada.
Yo padecí acoso escolar. Esos dos "personajes" por llamarlos de alguna forma, siempre se metían con los demás. Pero el acosarme se convirtió en su deporte favorito. Recuerdo que intentaban siempre sentarse detrás mío para pegarme, intentar quitarme la silla y que me cayera al suelo y poder reírse de mí. Un día, en clase de mecanografía (sí, ya sé, suena al pleistoceno) se les ocurrió la brillante idea de ponerme pegamento en el pelo. Cuando me dí cuenta se lo comenté al profesor y me dejó ir al lavabo para lavarme un poco, pero fue imposible y me tuve que cortar ese mechón, que era bastante grande. También se dedicaban a reírse de mis apellidos, de mis padres, en definitiva, de todo lo que concernía a mi persona. Os preguntareis que hice yo para evitarlo. Pues, al principio callaba. Pensaba que se cansarían. Craso error. Se recrearon cada vez más. Pero no quería tener follones y no se lo conté ni a mis padres ni a mi novio (si, también lo sé, era muy joven para tener novio, pero, el amor llama a tu puerta cuando menos te lo esperas y ¿os cuento un secreto? llevo con él desde entonces).
Cuando me cansé de ser el saco de boxeo de esos dos, se lo comenté a mi tutor. Él habló con ellos intentar mediar pero no sé si eso fue peor. Por la calle no se atrevían a meterse conmigo porque me acompañaba mi novio (he de decir que imponía bastante) pero en cuanto cruzábamos los muros del colegio... era como desencadenar un huracán que lo arrasaba todo. No ayudaba el estar sola en clase, ya que mi grupo de amigas estaban distribuidas en los otros 3 grupos. Fueron 2 años de auténtica pesadilla. Al cumplir los 16 te planteas si vas a seguir aguantando más o si lo mandas todo a la mierda (perdón por la expresión) Y no me refiero a suicidarme, no, sino a cambiar de colegio, a dejar de estudiar, a... miles de cosas pasan por tu cabeza. Pero antes de tirar la toalla, volví a hablar con mi tutor. Le plantee una cuestión. No iba a aguantar otro año más con esos dos acosadores. Si no hacían algo para que parara, me vería obligada a cambiar de colegio. Al final, lo hicieron. Pusieron cartas en el asunto y el resto de años de instituto los pude pasar bien, dentro de lo que supone estar en el instituto. Aun recuerdo las caras de esos dos chicos e incluso sus nombres y apellidos así que, el acoso es una cosa muy muy seria y deja tocado a la persona que lo padece.
Pero esos dos sucesos calaron muy hondo en mi. Y aunque siempre he luchado por quitarme de encima esa losa, ha sido muy pesada y me ha acompañado durante muchísimo tiempo. Yo, como soy una chica con mucho carácter no me dejé amedrentar por ello. Me empeñé en sacarme la carrera de psicología y efectivamente me la saqué. Aun recuerdo que me acompañó mi novio a mirar la última nota (sí, el mismo chico del instituto) y que me emocioné y me puse a decir "soy psicóloga" "soy psicóloga". Cuando la euforia pasó me vino otro pensamiento "¿y qué? si te viene ahora mismo un paciente no vas a saber ayudarlo". Otra vez esa voz negativa de "tu no vas a ser nada en la vida" aparecía en mi vida años después. Al acabar la carrera me casé y me puse a trabajar de todo un poco porque los recibos no se pagan solos. Una amiga de la carrera me llamó un día que buscaban a alguien con carrera para trabajar en una importante empresa y allí que me presenté. Y me cogieron. Estuve trabajando 9 meses y recuerdo que allí conocí a personas maravillosas, aprendí muchísimo y me sentí muy bien. Después encontré de psicóloga en una ETT y claro, quien va a negarse a trabajar de lo que has estudiado, así que me cambié. Pero, no era realmente lo que yo buscaba y puedo decir que de esa etapa solo he sacado algo bueno, mi mejor amiga. Pero la vida sigue, me quedé embarazada, tuve a mi hija y cuando estuve saturada de ser solo la vaca lechera, ojerosa, hormonalmente inestable me planteé hacer otro cambio en mi vida. Y me embarqué en estudiar otra carrera. ¡Como me pude complicar la vida de esa manera! Pues no lo sé pero lo hice. Con mi hija de 1 año, un trabajo, mi casa, súmale estudiar una carrera. Y lo logré. Me la saqué. Y encontré un centro donde valoraron el tener dos carreras. Empecé a trabajar casi sin experiencia pero con las ganas del principiante de hacerlo lo mejor posible. De esa etapa me quedan gratos recuerdos y el crecimiento personal y profesional que obtuve. Pero ese centro tuvo que cerrar y ahí volvió a aparecer ese fantasma que sobrevolaba mi cabeza "tu no serás nada en la vida" me decía. Gracias a unos padres que me plantearon ir a su casa a tratar a su hijo, me embarqué en la nueva etapa de domicilios. Y he de decir que llevo la friolera de 10 años haciendo este trabajo y no me arrepiento ni un solo día. Me encanta mi trabajo. Me encanta ver como evolucionan mis pacientes. Es como estar enseñando a caminar a un bebé, soltarle la mano y ver que pueden hacerlo solos. Estos 10 años me han ayudado a quitarme la losa de encima, a coger aire en mis pulmones y soplar bien fuerte para que esos fantasmas salieran volando. A creer que SI SOY ALGO EN LA VIDA. Estos 10 años de trabajo y tener a mi alrededor personas que cada día creen en mí y me animan a seguir adelante.(entre ellos mi marido, mis padres, mi hija y mis amigos). Me ayudan con mis nuevos proyectos. Me hacen ser realista con las dificultades que me voy a encontrar en el camino y que me dan aliento para que luche cuando esos fantasmas intentan entrar de nuevo en mi vida.
Os preguntaréis el porque de esta entrada del blog.
Pues hay varias razones clave:
- Tanto niños como adultos somos responsables de las cosas que hacemos y decimos. Debemos tener cuidado con lo que hacemos pues podemos hacer daño a la persona que tenemos delante. Daño que no se elimina fácilmente y que puede condicionar su vida. Hasta el punto que algunos crean que no vale la pena vivirla.
- Para ayudar a otras personas que han sufrido acoso. Con mi historia intento hacerles ver que hay luz después del túnel. Que deben reivindicar su sitio y no dejarse acosar. Que su silencio es la mejor arma para el acosador. Grita, que todos te oigan, Nadie es mejor que nadie y tú no eres peor que los demás.
- También demostrar que los problemas se pueden solucionar. Puedes sentirte mal de miles de formas diferentes. Sentirte triste, sentirte deprimido, sentir que tu vida es un caos, que te cuesta concentrarte, que eres impulsivo, que no entiendes a los demás porqué actúan de determinadas maneras, que te dan miedo muchas cosas,... Todo esto se puede solucionar. Solo necesitas un guía que te ayude. Una mano que te enseñe por donde andar y te deje ir en el momento adecuado para que tú vayas solo pero seguro.
- Y por último para decirles a esas personas que lo están pasando mal que esos periodos que pasamos tan malos, donde no vemos soluciones a las cosas, donde parece que todo está en vuestra contra, os ayudará a ser más fuertes, más inteligentes, y a tener más recursos para hacer frente a posteriores problemas. Toda vivencia es una experiencia que se suma a tu vida. Todo contribuye a ser la persona que eres ahora. Yo no sería así de no haber pasado por todo lo que os he explicado. Y, aunque hubo momentos verdaderamente duros, todo ha contribuido a forjar mi personalidad, mi manera de pensar y de actuar.

Ah! y no quiero terminar sin decir algo importante para mí. HAY QUE SER OPTIMISTA. YO DESDE QUE MIRO LA PARTE POSITIVA DE LAS COSAS SOY MÁS FELIZ. INTENTADLO, NO CUESTA MUCHO Y LOS BENEFICIOS TANTO FÍSICOS COMO PSICOLÓGICOS SON INMENSOS.

Espero con esta entrada haber ayudado aunque sea a una persona. Con eso ya me doy totalmente satisfecha.
Nos vemos en el blog de una lunática en apuros.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Los sueños

Llevo unas semanas algo ajetreada y por las noches sueño mucho.  Mis sueños no suelen ser muy repetitivos pero últimamente  hay un par que no paran de aparecer noche tras noche.
La definición de Sueño es: sucesos o imágenes que suceden mientras dormimos.
Existen muchos estudios sobre lo que representa para nuestro organismo y nuestra mente el que soñemos,  pero yo no los voy a exponer aquí  pues el cometido de este blog es entretener y no dar lecciones de psicología.
Bueno...el caso es que estos sueños me están haciendo pensar mucho y darle vueltas a las cosas.
Uno de ellos se repite bastante. En él estoy en una casa que no es la mía pero que representa ser la mía  y está  a medio reformar. Voy por las diferentes estancias  y algunas están intactas, para reformar, otras están ya reformadas y otras en proceso. Mi curiosidad me ha llevado a buscar en páginas  que explican los significados de los sueños y... cual es mi sorpresa cuando leo que si sueño con una casa quiere decir las parcelas de tu vida así  que... Según  esto... tengo parcelas de mi vida que van viento en popa y otras que están hechas un desastre...ahora, adivina cual es cual!!! Ufff menudo trabajo no? Sabes... creo que paso de buscar cual es cual.
El segundo sueño que se repite es más  divertido. En el conozco a una persona y quedo con ella. Esa persona se dedica a repartir pasteles a domicilio y me trae uno cuando nos conocemos. De repente desaparece. Voy a buscarlo y sus amigos juegan al despiste conmigo. Este sueño es tan extraño que no hay explicación...o al menos yo no he encontrado ninguna web que lo explique. Así  que  voy a hacer mi propia interpretación. Hace mucho  que no como pasteles porque me sientan mal así  que los echo tanto de menos que en mis sueños me los traen a domicilio. Pero que sucede...pues que me siento tan mal por intentar comer uno que desaparece la persona que me lo ha traído  y por mucho que  busque no consigo encontrarlo. Eahh ahí  queda eso... que bien me ha quedado Ia interpretación  no? Creo que a partir de ahora voy a dedicarme a esto y a cambiar de trabajo... porque  según mis sueños...la reforma de la casa tiene que seguir su curso no?
Mejor sigo con lo mío que no se me da tan  mal 😉

domingo, 23 de agosto de 2015

Período de letargo

Hola a tod@s,

tras un período de inactividad vuelvo a la carga. ¿Qué ha pasado durante tanto tiempo? Sinceramente.... no lo sé.

Soy una persona que intento tener lo máximo posible las cosas organizadas porque sino me pongo nerviosa. Forma parte de mi personalidad. Pues estos 2 meses han sido un auténtico caos para mí. Os cuento para que entendáis mi caos (si alguno lo llega a entender)

Antes de que empiece el verano ya tengo más o menos planificado las semanas de vacaciones que voy a coger y donde quiero ir (según una serie de cuestiones como por ejemplo... tiempo de vacaciones reales que tenemos, presupuesto de vacaciones... que suele ser escaso... vamos... para echarse a llorar..., preferencias familiares... que suelen ser contrapuestas... es decir... que cada uno tira para un sitio y no hay manera de ponerse de acuerdo). Una vez salvados todos estos obstáculos tenemos ya las vacaciones planificadas.
Pues este año más o menos ya las tenía organizadas (mira que nos había costado llegar a un punto en común y eso que solo somos 3). Ya podía estar tranquila porque no tenía que pensar en ellas y podía dedicarme a otros asuntos pendientes (este verano, cuando esté en casa voy a... tirar todo lo roto, cambiar el mobiliario de sitio, arreglar el jardín, organizar los papeles que se acumulan durante todo el año y archivarlos, estudiar inglés, seguir escribiendo en el libro que estoy haciendo, leer, leer, leer, leer, ummmm, leer...).
Pues nada más lejos de la realidad. Un viernes de julio, por la noche, llega mi marido y me suelta tan pancho: "cariño, estoy de vacaciones, tengo 2 semanas. En agosto trabajo todo el mes".
Ya os podéis imaginar mi cara cuando me lo dijo. Creo que pasé por todas las caras de los emoticonos del whatsapp y finalmente me quedé con la que está roja como un tomate.
A ver... cariño... que me estas contando... ¿que todo lo que he planificado, con lo que nos cuesta ponernos de acuerdo... tengo que mandarlo al traste y volver a planificar sin tiempo para organizarme? ¿Qué además tengo que avisar a mis pacientes y decirles que tengo que cambiar tooodas las horas de las dos semanas porque tú tienes vacaciones?
Yo creo que soy un claro ejemplo de que la teoría evolutiva de Darwin hace aguas por algún sitio porque según ella solo sobreviven los seres que más rápidos se adapten. Pues señor Darwin, perdone que le contradiga. Yo tardo una eternidad en adaptarme a los cambios. Tardo tanto que para cuando ya lo he hecho los caracoles han ido y vuelto una media de 60 veces. Por tanto, según usted yo ya tendría que estar criando malvas hace... ummmm ¿38 años?
Así que, ya me veis a mí intentando hacer en un menor tiempo posible la organización de las minivacaciones ya que solo iba a ser 1 semana (obviamente no podía cogerme 2 tan precipitadamente).
Uffff, no sabéis lo que supuso ese cambio para mi. Volver a planificar todo de nuevo. Me diréis exagerada pero de verdad me sucede. Soy muy lenta para adaptarme a los cambios.
Al final conseguimos organizar la semana de vacaciones y salió bastante bien todo hay que decirlo.
Pero... ¿y que pasa con agosto? Pues... tenía que volver a reestructurarlo todo y si os digo la verdad,... estamos a 23 de agosto y aún no lo tengo organizado.
Total, que se ha pasado el mes y no he tirado lo roto, no he cambiado el mobiliario de sitio, no he arreglado el jardín, no he organizado los papeles , no he estudiado inglés (teacher no te enfades conmigo), no he escrito una línea de mi libro y... ostras... si, ¡¡¡una cosa que sí he hecho!!! He leído, y leído y leído y leído..., así que... no me puedo quejar de mis vacaciones porque he realizado una de las actividades que más me gustan y que durante el año no puedo disfrutar.

Y... para que no me vuelva a pillar el toro, he optado por empezar ya a planificar el verano que viene buscando diferentes opciones. Así no me volverá a pillar desprevenida... Así tengo más tiempo para adaptarme a los nuevos cambios, porque seguro que el verano que viene vendrá mi marido con otra cantinela.

sábado, 25 de julio de 2015

La historia continua

"África cogió el autobus de la línea 3 que le llegaría a casa. Mientras miraba por la ventana como pasaban tras ella los edificios de la ciudad notó un sosiego y una felicidad cuando recordaba la tarde que había pasado con Dani.
Desde el principio había notado algo especial en la relación que habían establecido. No era atracción, ni amor. Era algo diferente. Podían estarse horas hablando de cualquier cosa y nunca se habían enfadado aunque tuvieran puntos de vista opuestos en algunos aspectos. Eran amigos y confidentes y se reían mucho juntos. 
Por eso se atrevió a pedirle que se vieran aquel día. Porque deseaba compartir con él su tiempo en una situación más cercana.
Mientras pensaba en ello se dió cuenta que había llegado a su parada así que toco el botón de solicitud de parada y cuando el autobús se detuvo, se apeó.
Miró a su alrededor pues se había quedado un poco desorientada tras salir de esa ensoñación que se siente cuando estás evadido en tu propio pensamiento.
Se dirigió hacia el bloque de pisos donde vivía. No estaba lejos de la parada por lo que no tardó mucho en llegar. Rebuscó en su bolso las llaves del portal algo tensa porque no había mucha luz en la zona y le daba un poco de miedo estar sola en la calle a esas horas.
Encontró la llave y abrió el portal. Cuando se dispuso a entrar escuchó un ruido tras ella. Su corazón empezó a palpitar rápidamente y sus sentidos se pusieron alertas. Miró a su alrededor pero no consiguió ver de donde provenía el ruido en cuestión así que rápidamente cerró la puerta del portal y subió corriendo las escaleras hasta el ascensor. El corazón continuaba bombeando rápidamente y su respiración se hizo entrecortada. Estaba muy asustada y le costaba concentrarse en lo que estaba haciendo.
Tocó el botón del ascensor y mientras bajaba, no paró de mirar continuamente hacia la puerta.
Solo cuando llegó el ascensor y se metió dentro cerrando la puerta, no pudo tranquilizarse. Se apoyó en la pared del ascensor, empezó a respirar más profundamente y a tranquilizarse. Las pulsaciones se le normalizaron mientras pensaba que seguramente había sido un gato callejero.
Para cuando el ascensor llegó a su piso ya se había repuesto del susto. Su pensamiento había vuelto a esa tarde antes de este último suceso y una sonrisa adornó su rostro."

Bueno...seguimos con la historia de África y Dani. espero andiosa vuestros comentarios!!!

martes, 21 de julio de 2015

escritora frustrada

Creo que todos los lectores asiduos llevamos un escritor dentro de nosotros. La diferencia entre los escritores famosos y nosotros es que ellos tienen esa habilidad potenciada y nosotros la tenemos apagada o fuera de cobertura en estos momentos.
Algunos lectores nos atrevemos a hacer nuestros pinitos creando entradas en un blog. Otros intentamos hacer pequeños relatos. Los más osados se atreven con un libro. Yo empecé con el libro pero lo tengo en stand by... ahí lo tengo... esperando a ser acabado. Pero mis periodos de inspiración son muy oscilantes así que hasta que no me vuelva otra vez la inspiración me desfogo con las entradas del blog.
Os preguntareis si he intentado hacer un pequeño relato. Pues no, pero para eso estoy haciendo esta entrada. Hoy me he levantado algo más inspirada pero no del todo para continuar con el "gran libro" así que voy a escribir un pequeño relato de un sueño que he tenido (o sea, que no ha sido inspiración sino un sueño lo que me ha hecho escribir jeje).
Pues ahí vamos. Espero que os guste y sobretodo espero comentarios al respecto tanto si os ha parecido una obra maestra como lo peor que se ha escrito en todos los siglos que llevamos con la escritura.

"Había llegado a la cafetería donde habían quedado. Lo había conocido en una red social y estaba muy nerviosa ya que era la primera vez que lo vería en persona. Durante muchos meses se habían estado escribiendo cada día durante horas. Compartían muchas aficiones y se pasaban horas hablando y discutiendo sobre muchos temas.
Un día ella se atrevió y le propuso de quedar para conocerse en persona. Quedarían en una cafetería del centro para tomar algo y conversar. Después cada uno se iría por su lado, pero se habrían dado la oportunidad de conocerse físicamente y compartir un rato agradable. Él aceptó de inmediato y acordaron quedar la tarde siguiente en la cafetería junto a la parada del tren  a las cinco de la tarde.
Había llegado muy pronto a la cafetería porque había salido de casa también muy pronto. Se estaba poniendo muy nerviosa en casa y optó por ir dando un largo paseo por la ciudad.
Al llegar a la cafetería vio una mesa junto al cristal y decidió sentarse allí para poder observar a los transeúntes caminar.
Siempre llevaba consigo un libro. Le encantaba leer. Era una de las aficiones que compartía con él. Y habían quedado que para reconocerse llevarían un libro de la saga que se estaban leyendo juntos.
El camarero se acercó a ella y le pidió que quería tomar. Ella le pidió un refresco y observó como se alejaba hacía la barra mientras cogía el libro y lo abría por donde tenía el marca páginas. Se puso a leer mientras esperaba que él llegara. El camarero le trajo el refresco y ella le dio las gracias.
Cuando leía solía evadirse tanto que perdía la noción del tiempo y el espacio donde se encontraba. De golpe sintió que alguien le saludaba.
- ¿África?
Ella levantó la vista del libro y se quedó mirando al chico que estaba de pie junto a la mesa.
- Sí, soy yo. Tu eres Dani ¿verdad?
- Sí. Hola.
Se quedaron unos segundo callados sin saber que hacer. Les había dado mucho corte y no sabían como reaccionar. Al final ella le pidió que se sentara.
- Yo me he pedido un refresco, ¿quieres algo?
- Pues...me tomaré lo mismo que tú.
Miraron hacia la barra para llamar al camarero y le pidieron el refresco. Después, tras un rato algo tenso se pusieron a hablar del libro que estaban leyendo. La conversación se hizo más fluida y al cabo de un par de horas ya hablaban como lo hacían delante del ordenador.
Decidieron dar un paseo y visitar una librería muy grande que había cerca de la cafetería. Los dos se sentían muy cómodos y no paraban de charlar y reír. Estaban compartiendo una tarde muy agradable e intensa. Cuando llegaron a la librería la recorrieron mirando muchos de los libros que estaban expuestos. Estuvieron comentándolos, mirando las sinopsis de algunos y haciéndose recomendaciones mutuas. Al final escogieron un libro cada uno y se lo compraron.
Salieron de la librería y volvieron a dar una vuelta mientras continuaban hablando. Parecía que se conocían de toda la vida y la vergüenza había desaparecido.
Llegó el momento de la despedida pues se había hecho bastante tarde para regresar a casa. Se miraron a los ojos y con una sonrisa en los labios se dieron un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Quedaron en repetir la experiencia pues había sido muy gratificante por las dos partes.
Ella se encaminó hacía la parada del autobús que le llevaría a casa, recordando los diferentes momentos vividos junto a Dani.
Sonreía mientras iba caminado. Le había encantado compartir esa tarde y se prometió a sí misma que no sería la última, si él quería, claro estaba. "

Bueno... hasta aquí me pequeño relato. Espero que os haya gustado y deseo fervientemente vuestros comentarios.